miércoles, septiembre 16, 2009

Decisiones complicadas





Muchas veces me he encontrado en la situación de tomar una decisión, siempre he sido de los que tienen dudas, de hecho es uno de mis puntos débiles.

Para pelear contra él me gusta contar a otras personas la situación en la cual estoy envuelto, buscar la opinión de otros, aunque de forma incosciente lo que busco es la aprobación, o cuando menos la compasión de estos, puesto que no soy de los que ocultan muy bien lo que piensan, se me nota mi postura o mi opinión.

Después de esta conversación, no siempre me siento apoyado o convencido, es más suele generarme muchas dudas cuando están en contra de mi pensamiento, y eso sí, siempre me ha influido mucho el que dirán de mí.

Me he ido liberando de todos esos fantasmas, poco a poco y no sin darme buenos batacazos y he aprendido, que en lo que se refiere a mí persona, cuando no tomo una decisión, es porque no sé bien lo que quiero.

Por otro lado, cuando se trata de tomar decisiones dentro del trabajo, cuando se trata de personas y más difícil cuando se trata de comunicar un despido, la situación se complica, es algo muy desagradable, aunque este claro y sea necesario, pero a mí me cuesta trabajo.

Hoy nos enfrentamos a una de esas situaciones en el trabajo, y tuvimos que actuar con tacto pero con firmeza, de forma que aunque existía mucha colaboración por ambas partes, la situación se tensó y pudo acabar en un frío trámite burocrático, pero no fue así, llegamos a un acuerdo.

Aunque la decisión fue complicada, seguramente será criticada, pero estoy convencido de que es una buena salida para ambas partes, el tiempo dirá si nos hemos equivocado o no.

Mi lección aprendida es en este caso, que empresarialmente es lo mejor de este momento y que hay que actuar, tomar la decisión y ejecutarla.

Pero con respecto a los sentimientos, creo que me estoy endureciendo, y me pregunto si no me estaré convirtiendo en un tipo insensible.

2 comentarios:

Unknown dijo...

¡Hola Jose!
Por el hecho de escribir este post te puedo asegurar de que no te estás volviendo insensible. Tú mismo comentas lo difícil que es echar a una persona, pero conseguir un acuerdo, un ganar-ganar, eso sí que es complicado. Me alegro de que esta vez lo hayas logrado, y espero que sea siempre así.

Avelino Vallina dijo...

Sufrir con las decisiones que afectan a terceros es el mecanismo del alma para que podamos calibrarlas adecuadamente.
Yo creo que ese dolor espiritual es como el dolor físico, una manera de advertirnos de que lo que hacemos es peligroso.
El dolor físico nos protege a nosotros. El moral protege a los demás de nuestras acciones.
Tenemos que sufrir si no queremos convertirnos en unos desalmados.
El problema es que, si ya no sufres, cómo sabes que lo eres.